miércoles, 13 de octubre de 2010

Comunicación política y galimatías II

Otro embrollo político-lingüístico de aúpa: en un discurso prounciado en las Cortes en 1972, el entonces presidente del Consejo del Reino y de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda, declaró a propósito de su opinión en cuanto a la conveniencia de legalizar o no las asociaciones políticas:

"Decir sí o no a las asociaciones políticas es una trampa saducea, ya que, si algo niego, lo hago porque lo que afirmo previamente me lleva a las negaciones circunstanciales que configuran y definen la afirmación que mantengo" (citado por Josep M. Colomer en El Arte de la manipulación política, Anagrama, 1990; citado por Jose Hermida en La estrategia de la mentira, Madrid, 1993).

El discurso del señor Fernández Miranda no iba dirigido a los ciudadanos, sino a quienes, desde el Poder, amenazaban por segarle la hierba bajo los pies (en aquellos años, el presidente de las Cortes era sospechoso del nefando pecado de mostrarse discretamente demócrata). Es evidente que el lenguaje no sólo sirve para comunicar, sino también para incomunicar.

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