martes, 9 de noviembre de 2010

Serendipia: situación feliz e inesperada. Mi inaudita experiencia de hace dos días.







Aunque ya sé que muchos lo sabéis, diré aquí que el término “serendipia” proviene de un cuento persa llamado “Los Tres Príncipes de Serendip”. El resumen el cuento es éste: los tres príncipes son unos  chicos jóvenes extraordinariamente inteligentes, aunque su inteligencia, debido a una serie de acontecimientos fortuitos, termina por acarrearles la pena de muerte. A pesar de ello, un nuevo y repentino golpe de fortuna hace que finalmente sea reconocida su sabiduría y terminen por ser nombrados ministros por el Emir de Kandahar (por cierto, la mecánica del cuento se parece en gran medida al esquema de  “Los crímenes de la calle Morgue”, de Edgar Allan Poe, pero dejemos esto aparte).
Un intelectual del siglo XVIII, Horatio Walpole, cuarto conde de Orford, inventó el término “serendipity” inspirado en el cuento, para referirse a la dicha de poder participar en un acontecimiento feliz e inesperado. La serendipia tiene un carácter misterioso, aunque entrañable, desconocido, no obstante feliz, desconcertante, y a la postre, gratificador.
Y eso es precisamente lo que me ha sucedido tres veces seguidas a lo largo de mi paso por Málaga el miércoles de la semana pasada.

1)     Yo tenía que dar a las 11:00 una charla en la facultad de empresariales en la Universidad de Málaga, de modo que ahí me tenéis en el Ave de las 07:35, rayando el amanecer, repasando la conferencia…

2)     A eso de las 9:30 de la mañana, mi partner Juan Quesada me envía un correo pidiéndome una información sobre el contenido de un seminario para la semana siguiente. Le contesto.

3)     A las diez y algo llego a Málaga, pillo un taxi y le digo que me lleve a la Universidad, Campus de Teatinos. Llego,   pago, bajo, y al hacerlo, me doy cuenta de que estoy a 2 km de distancia de la facultad de Económicas (el campus es enorme). Glub. Faltan 20 minutos para la conferencia y llamo a los organizadores pidiendo socorro. Dicen que van a buscarme. Estoy al otro lado de la avenida donde se encuentra la facultad de Derecho y recuerdo que fue ahí, precisamente, donde bastantes años atrás di otra conferencia sobre una población de Alabama, Estados Unidos, donde una plaga de gorgojo liquidó todas las plantaciones de algodón. Los habitantes del condado se sumieron en la miseria: cero algodón, cero supervivencia.Pero pensaron que había otros cultivos posibles en los que el bicho no estaba capacitado para hacer de las suyas: el cacahuete. En la plaza mayor de la capital del condado, Enterprise,  hay un monumento dedicado al gorgojo que los sumió en la miseria. ¿por qué? Porque les aportó una riqueza descomunal: la pasta de cacahuete (lo que en América llaman “maní”). Nunca volvieron a plantar algodón. Es un tótem, como el fundador pionero de Springfield, de la serie Los Simpsons o algo así.
Mis recuerdos se desvanecen cuando Juan me vuelve a enviar otro mail acerca de otro tema de trabajo. Le contesto. Mientras, espero bajo la marquesina de una parada de autobús a que me vengan a buscar. Llega una chica.

4)     Heather es la chica que acaba de llegar. Tiene acento estadounidense meridional. Le cuento lo de Alabama y me dice: “Yo soy de Alabama”. Yo le pregunto: “¿de dónde exactamente? Y ella contesta: “de una localidad cerca de Enterprise”. Un escalofrío recorre mi espalda. Heather y yo nos hacemos una foto de recuerdo porque una cosa así no pasa todo los miércoles. Le pido permiso para contarlo en Twitter y me dice que sí. Nos hacemos una foto con mi blackberry para acompañar el twitt. Llega uno de los organizadores a buscarme y me despido de Heather. Heather es esta chica:
http://hlsphoto.com/                 

5)     Pongo la Blackberry en silencio total, doy la charla, saludo a los tops académicos y empresariales que han tenido la amabilidad de ir, me llevo un sustito, que supero casi inmediatamente, con la lista de llamadas y mensajes con los que se ha llenado la black en apenas una hora, me entrevistan en una tele local y finalmente me entrevista Sara Sánchez Cortijo, del diario El Sol. Uno de los mensajes de la black es de nuevo de Juan Quesada. Le envío un mail de respuesta.



6)     Termina el sarao académico y me llevan al centro de Málaga. Tengo casi tres horas para preparar otra charla que tengo que dar por la tarde en el instituto Jesús Marín. Repaso los papeles y veo la foto que me hice con Heather: ¡había salido faltal! (bueno, ejem, YO había salido fatal). Procuro olvidarme del fastidio y me dirijo hacia un sitio chulo donde tomarme un ristretto de café. ¿con quién me encuentro? ¡Con Heather!Toma ya. Nos hacemos otra foto que parece estar más o menos bien. Recibo un nuevo mensaje de Juan que me informa que ya tenemos una fecha confirmada para un seminario de Comunicación Persuasiva. Qué bien. Me voy al instituto a dar la charla.

7)      La charla del instituto se convierte en una sesión maravillosa: esas veces en las que el público (esta vez adolescentes) conecta contigo y tú con ellos al 101%. La charla va del espíritu emprendedor y la creación de autoempleo y me acompaña Jorge Molinero, economista, máster en dirección de empresas y… aventurero, quien ha creado una empresa de viajes de aventura con una inversión mínima y por lo tanto, absolutamente ejemplar (http://aventurayfotografia.com/ ) al terminar, nos despedimos, pillo otro taxi y me voy al AVE.

8)     En el coche 4, asiento 4C, me dejo caer pensando en los acontecimientos y casualidades del  día (Heather, las charlas, Juan…). Una voz interrumpe mis ensoñaciones: “hola, Jose. ¿Qué tal?”. Levanto la cabeza. ¿Quién era el que me hablaba? ¡Juan Quesada! ¡¡Él habia ido ese día de negocios a Málaga y habíamos viajado ida y vuelta en el mismo tren intercambiándonos SMSs!! ¡¡Pero lo más fuerte era que, a la vuelta, mientras yo tenía el asiento 4c, él tenía el 5C!!

Todavía me pregunto por qué no he comprado lotería ese día.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la historia del pueblo de Alabama; en Enterprise son una población sabia. En mi vida reciente constantemente lo considerado como malo y temido durante anos ha resultado ser finalmente bueno y una oportunidad. Y viceversa. Desde ese punto de vista, la crisis puede propiciar experiencias iniciaticas.

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