domingo, 5 de diciembre de 2010

La adivinación del futuro


La adivinación del futuro se concibe como un delirio irracional. Pero en la vida real, quienes no sean adivinos cosecharán un negro futuro. Sin embargo, el don de la adivinación está a nuestro alcance, aunque miramos hacia otro lado, no sea que tal vez tengamos demasiada suerte y eso nos dé resaca

Es normal tener la sensación de que todo está inventado. La inmensa mayoría de las ideas no son más que clones de ideas anteriores. Se repiten hasta la saciedad fórmulas usadas una y otra vez. La mayor parte de los supuestos innovadores se limita a hacer más de lo mismo, por lo que terminan encontrándose en el mercado con cientos, miles, millones de tipos que exhiben exactamente la misma mercancía. Esto te lo encuentras tanto en el sector financiero, el informático… o sencillamente en un proceso de selección para un puesto de trabajo. La vida es dura de narices.

Los supervivientes al fracaso y al lloriqueo autocompasivo, pero que todavía no han sido iluminados por la diosa Razón (se ve que esta señora se encuentra de vacaciones desde la Revolución Francesa) empiezan a convencerse a sí mismos de que les alumbra otra divinidad, a saber, la diosa Competitividad, por lo que les da el pronto y arremeten los unos contra los otros a navajazo limpio, creando lo que ahora los expertos en la materia denominan “mar de sangre” (mira http://www.resumido.com/es/libro.php/346, que es donde tienes un resumen de las ideas de W Chan Kim y Reneé Mauborgne acerca de lo que yo llamo la competitividad chiflada).

Y ahora las buenas noticias: la predicción del futuro es perfectamente posible bajo las siguientes condiciones:

1º. Sano ejercicio de la duda: no dar por cierta ninguna opinión que satisfaga nuestros prejuicios.
2º. No limitarse a averiguar lo que piensan los expertos.
3º. Investigar fuentes de conocimiento ajenas a al área en la que pretendes desarrollar tu idea.
4º. Estar al tanto de desarrollos científicos y filosóficos, no sólo “de negocios” o de moda. Muchos se sorprenderán cuando descubran que prácticamente todas las “asombrosas” innovaciones que de vez en cuando publican los periódicos estaban previstas (y publicadas) desde años atrás en revistas no sólo especializadas, sino incluso de divulgación.

En realidad, el éxito en la ardua tarea de la predicción del futuro ya lo identificó claramente Sócrates con su lema “sólo sé que no sé”. Lo que pasa es que, para muchos, se ve que Sócrates no está a la moda.

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