lunes, 6 de diciembre de 2010

Lo MÍO, lo TUYO, lo NUESTRO.



Un hospital público. Camas en los pasillos, y en una de esas camas, una mujer llora y llora desconsoladamente.
Apendicitis.
Pasa una enfermera y le dice que se calle, que no es para tanto, que es una operación del montón.
Pero la mujer sigue llorando. Después otra enfermera, una doctora, otro médico, le reprochan su autocompasión. ¡Que espere al quirófano y se calle de una vez, que no hay para tanto!
Por fin, alguien le pregunta por qué llora.
La mujer que llora es una inmigrante. Se ha gastado todos sus ahorros para costearse el más que caro viaje a su país y ahora está sin un céntimo. Sola. El objeto del viaje era casarse. Casarse con su novio de toda la vida. La boda debería tener lugar dentro de tres días. No irá. No tiene a nadie para hacer las gestiones precisas, hablar con la familia, explicar su situación, cancelar el pasaje.
Mientras tanto, los demás le decían que se callase. Pero nadie se interesaba POR QUÉ lloraba.
Piensa por un instante en un día cualquiera de esta semana. ¿Te han preguntado POR TI? (no en busca de una información que fuese de utilidad a quien preguntaba, sino realmente POR TI, por tus sentimientos, ambiciones, alegría, tristeza, esperanzas, miedos, victorias, observaciones acerca del mundo o cualquier otra cosa realmente TUYA).
Si así ha sido, te felicito.
Y si no ha sido así: ¿has preguntado ese mismo día a alguien no en busca de una información que te interesase, sino por sus sentimientos, ambiciones, alegría, tristeza, esperanzas, miedos, victorias, observaciones acerca del mundo o cualquier otra cosa SUYA?

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