Mostrando entradas con la etiqueta amistad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amistad. Mostrar todas las entradas

domingo, 26 de enero de 2014

Noticias optimistas sobre el optimismo

Burt Munro fue el carpintero neozelandés que batió el record de velocidad en moto en 1963 a la edad de 64 años y que lo mantuvo en sucesivas pruebas hasta su muerte en 1997.

La hazaña de Munro fue llevada a la pantalla por Anthony Hopkins. Estoy montando un post acerca de cómo aprender del arte del comic para construir un discurso eficaz en la vida social y profesional, tarea que me llevará varios días. Me baso en las anotaciones sobre la proporción secuencial de las viñetas de El arte invisible del dibujante y teórico del comic Scott McCloud al tiempo que ilustro el proceso con fotogramas de la película neozelandesa  Indian, que aporta reflexiones magníficas (una especie de El mago de Oz/road movie pero en versión senior). La gente madura debería verla a modo de test retrospectivo --> prospectivo y los más jóvenes (ellos y ellas) como reto vital.

He elegido una breve secuencia de la película. Burt viaja a Estados Unidos para competir, pagándose el pasaje desde N. Zelanda trabajando como cocinero en el barco. Tiene un accidente y un indio le ayuda a transportar la moto con unas parihuelas indias. Más tarde una mujer viuda que vive sola en medio del desierto le presta un bastidor y una soldadora para arreglar la moto. Después le pide que le acompañe a un cementerio en pleno desierto donde tiene enterrado a su marido. Cuando están allí, una serpiente de cascabel está a punto de morder a Munro y tiene lugar el diálogo del que hecho esta furiosa sinopsis.

Todo está basado en hechos reales. Para más información sobre Munro, visiten la soberbia web de motociclismo http://hittheroadmotoblog.blogspot.com.es/2012/02/burt-munro-el-abuelo-bala-obsesion-por.html donde vienen muchas imágenes pasmosas de la hazaña de este portento de ser humano.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Lo MÍO, lo TUYO, lo NUESTRO.



Un hospital público. Camas en los pasillos, y en una de esas camas, una mujer llora y llora desconsoladamente.
Apendicitis.
Pasa una enfermera y le dice que se calle, que no es para tanto, que es una operación del montón.
Pero la mujer sigue llorando. Después otra enfermera, una doctora, otro médico, le reprochan su autocompasión. ¡Que espere al quirófano y se calle de una vez, que no hay para tanto!
Por fin, alguien le pregunta por qué llora.
La mujer que llora es una inmigrante. Se ha gastado todos sus ahorros para costearse el más que caro viaje a su país y ahora está sin un céntimo. Sola. El objeto del viaje era casarse. Casarse con su novio de toda la vida. La boda debería tener lugar dentro de tres días. No irá. No tiene a nadie para hacer las gestiones precisas, hablar con la familia, explicar su situación, cancelar el pasaje.
Mientras tanto, los demás le decían que se callase. Pero nadie se interesaba POR QUÉ lloraba.
Piensa por un instante en un día cualquiera de esta semana. ¿Te han preguntado POR TI? (no en busca de una información que fuese de utilidad a quien preguntaba, sino realmente POR TI, por tus sentimientos, ambiciones, alegría, tristeza, esperanzas, miedos, victorias, observaciones acerca del mundo o cualquier otra cosa realmente TUYA).
Si así ha sido, te felicito.
Y si no ha sido así: ¿has preguntado ese mismo día a alguien no en busca de una información que te interesase, sino por sus sentimientos, ambiciones, alegría, tristeza, esperanzas, miedos, victorias, observaciones acerca del mundo o cualquier otra cosa SUYA?